En las aguas frías del hemisferio Norte, donde los témpanos abundan, encontramos la Morsa. En su aspecto, este mamífero es muy similar a las focas pero logra alcanzar dimensiones impresionantes. Los machos pueden medir 4 metros de longitud con un peso máximo de 1600 kg, aunque el peso usual es de 1200 a 1500 kg y el largo promedio es de unos 3.2 metros. Las hembras más grandes logran los 2.6 metros con un peso de 1250 kg.
A las morsas, ambos géneros, le crecen de la mandíbula superior dos largos colmillos que pueden llegar alcanzar un metro de largo. Estos formidables punzones de marfil les son de utilidad para anclarse en el hielo cuando descansan y para afirmarse al trasladarse sobre la congelada superficie, porque fuera del agua las morsas son un poco torpe. También los usan en las riñas con los de su propia especie. Aunque contra los terribles osos polares la confusión de la multitud en la manada es más efectiva. Algún terror psicológico le han de causar el par de colmillos a los osos porque usualmente es a los jóvenes a los que atacan. Poco se sabe del peligro que presentan las orcas o ballenas asesinas pero definitivamente son un predador de la Morsa. Y como ya se sabe, nosotros los seres humanos, somos el peor enemigo de esta especie. Claro, eso es después que inventamos las armas de fuego porque los machos grandes pueden ser sobervios. Existen relatos de algunas morsas machos que cuando fueron heridos atacaron al bote donde viajaban sus cazadores.
La Morsa es un animal principalmente marino. Se le ve en grupos, que pueden contar con 100 y hasta 1000 individuos, descansando sobre los témpanos de hielo cerca de la capa polar ártica. Aunque la mayor parte del tiempo habitan aguas cerca de las costas, viéndose los grupos en las orillas rocosas. Prefieren estas aguas donde la profundidad es menos de 100 metros ya que su alimentación básica consiste de moluscos y crustáceos que obtiene del fondo del mar. Aunque también, especialmente los machos adultos, comen focas y jóvenes de su propia especie.
La piel es gruesa, su espesor es de dos a cuatro centímetros. La coloración cambia la tonalidad de acuerdo a la temperatura exterior. Cuando sale del agua fría la piel es gris pálida. Después que está afuera un tiempo se torna mucho más oscura. Esto se debe a que cuando se encuentra en un ambiente frío la circulación a la parte exterior disminuye, sirviendo de esta forma como aislante térmico.
Las hembras dan alumbramiento en abril y junio, después de una gestación de 15 meses. Normalmente es un sólo cachorro que pesa de 50 a 60 kg y al cual la madre cuida con devoción por los próximos dos años. Se estima que la Morsa tiene una longevidad de unos 40 años. La hembras alcanzan la madurez a los cinco años y los machos a los siete, aunque normalmente ambos no llegan a criar hasta unos años después.